lunes, 30 de septiembre de 2013

Guerra de Pollas


En un rincón de la sala X nos reunimos tres tíos a chocar nuestras pollas.

Era una sensación muy agradable.

Cada uno de nosotros tenía cogida con la mano la polla del otro, la cogíamos desde la raíz de la polla y golpeabamos incesantemente nuestros glandes.

Dos de los tíos se besaban en la boca, yo, por supuesto, no besé a ninguno.

La idea era restregar nuestros glandes hasta que las pollas se corrieran.

De vez en cuando pasaba algún vejete con ganas de meterme el dedo en el culo.

lunes, 26 de agosto de 2013

Al ir al Duque de Alba no podéis olvidar...

Había llegado a las 18:34 hrs de un miércoles de verano al Duque de Alba. Madrid estaba a 38ºC, el sin embargo el calor era brutal. Aproveché que Helena se había ido con su familia a visitar a sus tías en el país vasco para visitar yo la Sala X. Me gusta Madrid en agosto. Es un infierno, lo reconozco, pero la ciudad es otra, definitivamente es otra. Me refugié en la magnifica oscuridad de la sala. Iba ligero de ropas: apenas unos pantaloncillos cortos y una camiseta muy corta. Decidí ir sin ropa interior y mi polla estaba que ardía. Ardía del calor de Madrid ardía de las ganas de que algún abuelete de esos gentiles se comiera mi polla. Al entrar a la sala seguí el protocolo que desde hace años me he impuesto: subí al gallinero, me senté en la primera y fila y esperé que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad. Había mucho movimiento esa tarde. Pude apreciar en un rincón a lo lejos a un tío que estaba follandose por el culo a otro. ¡Completamente desnudos! Más alla había un trío de tíos pajeros que la estaban pasando realmente bien. No aguanté y comencé a machacar mi polla mientras contemplaba el espectáculo. Arriba, al final del gallinero había una verdadera orgía, no pude contemplar bien pero me dio la impresión que algunos tíos estaban completamente desnudos. "¡Esto será un gran verano!", pensé, y en verdad lo estaba siendo. No tenía ni cinco minutos de haber sacado mi polla cuando un vejete me comenzó a acariciar el muslo. Tenía una mano suave y a la vez áspera. Calculo que tendría unos cincuenta años. Se veía bien y a pesar de que olía a sudor, era un olor agradable. "¿Te la menéo tío?" Me preguntó mientras miraba mi polla con exquesito deleite. No respondí. Retiré mi mano de mi polla y la misma quedó por algunos segundos erguida para después caer a mi lado. El vejete contempló eso. Me miró. Lanzó una sonrisa sardónica y comenzó a masturbarme. Era una mano áspera pero a la vez suave. Masturbaba el vejete sin prisa. De vez en cuando me apretaba el tallo del pene y me acariciaba los cojones. Yo me relajé. Me quité los pantaloncillos y me dejé acariciar. El vejete comenzó a tocar mi pecho y de vez en cuando me pellizcaba los pezones. Comenzó a besarme en las mejillas y el vejete tenía un olor agradable. Así que decidí estamparle un beso de lengua. Fue un beso largo y profundo en el cual sólo recuerdo que el vejete me apretaba el pene con más fuerza. Al separarse nuestras bocas el vejete se hincó de rodillas y comenzó a hacerme una felación. A mo alrededor algunos tíos se habían quedado de pie contemplando como me comían la polla. Yo los dejé. El vejete me comía la polla y lo sabía hacer muy bien. Me lamía los cojones y de vez en cuando me daba besitos en el culo. Yo me estaba por correr y se lo hice saber al vejete, el cual gentilmente me pidió que me corriera en su boca. Así lo hice. Y fuí feliz esa tarde en la Sala X Duque de Alba y un vejete estuvo agradecido. Por eso, al ir al cine Duque de Alba no olvidéis llevar: kleenex, linterna, preservativos y lubricante; nunca se sabe cuando uno quiere que le den por el ojete o quizás, alguien lo pueda necesitar! o

lunes, 19 de agosto de 2013

Anecdotas sala cruising Madrid



Durante el verano, la Sala X es un excelente refugio para el intenso calor de Madrid.

Ir a la Sala X, sumergirte en la oscuridad. Sacudirte la polla hasta que se pone tiesa. 

Esperar que algún abuelete gentilmente te coma la polla y sobre todo, que te pida que le acabes en su boca.

En verano voy a la sala X con muy poca ropa. Es una buena época para desnudarse y esperar a que algún abuelo deseoso de cariño te pida un beso.





lunes, 12 de agosto de 2013

EL ZORRO XXX

Hay días en que no todo es comer pollas en el Duque de Alba. A veces toca ver la película.

Hace poco estuve allí, hurgando en la oscuridad deseoso de practicar con algún abuelo el ritual masturbatorio de siempre y quizás con suerte, me comían la polla o ¡por qué no, yo me comería algunas!

Pero esta vez no fue así.

A pesar de que había un movimiento intenso en el cine, ese día no ligué con nadie.

Lo más que hice fue ver la película (ver fotos debajo) y masturbarme solito.

Al cabo de un rato me corrí, seguí viendo la película, traté de ligar con dos abueletes pero no fue mi día de suerte. 

Otro día será.






lunes, 5 de agosto de 2013

BISEXUAL BUSCA MADRID




Algunos bisexuales consideramos que un travesti operado (con senos artificiales) es la pareja perfecta: senos, cintura curva y delicada, polla inmensa dispuesta a dejarse comer y a perforar ojetes.

Un buen shemale (ella-él), puede dar mucho placer y morbo a quienes nos consideramos bisexual-integral, entendiendo como bisexual integral a alguien que asume una posición abierta y activa frente a su doble rol hétero-homo.

Otros bisexuales, entre los cuales tambièn me incluyo, prefieren follar con un tío y una tía a la vez. Tener un menage a trois, o un threesome fijo y de confianza no es tan común como las películas pornográficas nos hacen creer. A veces puede llevar años poder conseguir ese "equipo" perfecto y he conocido parejas swinger que lo han prácticado durante años, que son swingers desde más de 20 año y no han conseguido a su tercera/o otra/o media/o naranja/o.

¿Mi lema bisexual por excelencia?:Follar y dejar que te follen es lo ideal.








lunes, 29 de julio de 2013

Travestis en Sala Duque de Alba Madrid (3)



Busqué sus pechos. El de "Kassy" estaba lampiño, no se había "hecho" los senos, aún se podía sentir el contorno pectoral de un macho. En cambio Emma... ¡Qué pechos! ¡Eran senos de silicona pero eran senos! ¡Emma si había estructurado su cuerpo! ¡Lo había modificado! ¡Me quedé entretenido con los pechos de Emma. 

De pronto Emma bajo y comenzó a lamerme el ojete. Levanté un poco las piernas y tenía a "Kassy" comiendo mi polla mientras "Emma" lamía mi ojete. Por un momento pensé que buscaría penetrar mi culo, pero "Emma" también quería comer mi polla. De pronto tenía a dos travestis para mí solo en la Sala X Duque de Alba (o Tirso de Molina) ¡Qué placer! ¡Qué gusto! ¡Qué gusto! La manera de pajearme, de hacer el sexo oral... ¡qué maravilla! Me estiré aún más y sentí de pronto como "Kassy" me pasaba su brazo por mi espalda, señal equívoca de que no me dejaría ir hasta que me corriera. En ese mismo instante si un vejete me acercaba su polla no hubiera duda ni dos segundos en llevarla a mi boca y retribuir a algún ser humano el placer tan grande que me estaban proporcionando estas niñas.

Estaba por correrme, así que se lo advertí a las "chicas".

_ Córrete en mi boca -me dijo "Emma".
_ ¡No! -interrumpió "Kassy" la mamada"-. El último se corrió en tu boca. ¡Ahora me toca a mí!

¡Qué guarras! Pensé. 

Me relajé y "Kassy" tomó posesión completa de mí mientras "Emma" me daba lenguetazos en mis tetillas. Comenzó a darme besos en el cuello y en las mejillas. Una señal de cruising gay indudable es dar besicos por el cuello y la mejilla esperando que el otro tío te busque la boca. Si "Kassy" no hubiera dicho que "Emma" había sido la última en "tragar" la leche de algún tío, quizás me hubiera entusiasmado, pues era muy excitante "Emma" con sus pechos "de verdad" y su enorme polla rasurada entre las piernas.

_¡Me corro! ¡Me corro! -grité.

"Kassy" comenzó a mover la cabeza frenéticamente. "Emma" se apartó para mirar mi rostro y a la vez mirar a "Kassy" sumergida en la profundidad de la noche.

¡Me corrí! Me doblé en el asiento. "Kassy" mantuvo su boca en mi glande mientras me hacía una pajilla. Chupaba con fuerza y podía sentir como me extraía el semen de los huevos, de lo más profundo de los cojones. Sentí como gracias a su chupada experta me sacaba todo el semen de la uretra. ¡Dios! ¡Qué mamada tan experta! 

"Emma" se sonreía. Se acercó para darme un besico en la mejilla y le busqué la boca. En ese momento no me importó que miles de bocas hayan besado esa boca o que millones de pollas fueron "asesinadas" de placer por esos labios y esa lengua. Nuestras bocas se buscaron. Nuestras lenguas compartieron el espacio vital de nuestras bocas. Sentí el aliento fétido de millones de espermatozoides muertos entre sus encías. Así que separé mi boca rápidamente pero con gentileza. 

"Kassy" había acabado y se retiró para escupir en el piso. Inmediatamente "Emma" buscó mi polla que seguía erguida y con mucha suavidad lamió mi glande. ¡Pero estaba muy sensible! Tuve que pedir que me dejará tranquilo. Estaba aturdido, cansado, somnoliento y feliz. Al lado de "Emma" se sentó un vejete que se había sacado la polla y "Emma", quien llevaba rato masturbandolo decidió dedicarse a él y comerle la polla.

"Kassy" estaba comiendole la polla a un tío que se puso de pie frente a ella. El tío trató de acariciar mi polla pero yo necesitaba descansar. Así que me levanté dejando a esas hermosas "ninfas" del placer comiendo pollas.

Bajé al baño. La puerta del retrete estaba cerrada, en el cine hay algunos tíos más tímidos que otros. Oriné mientras un vejete que hacía que estaba meando me miraba a los ojos y después a la polla. Yo no le hice caso.

Salí del baño y me fuí a las butacas de la primera fila a dormir.

Abajo no habían travestis, pero todos los vejetes estaban dedicados a darse placer.

Tuve un sueño plácido.







lunes, 22 de julio de 2013

Travestis en Sala Duque de Alba Madrid (2)


En la calle hacía mucho frío a pesar de que había entrado la primavera y los domingos en la tarde en el cine hay mucha movida. Llegué al cine y había un movimiento muy intenso: vejetes subían y bajaban desde el gallinero a patio, del patio al gallinero. Como es mi costumbre subí.

Lo primero que hice fue sentarme en primera fila a esperar que la vista se "acostumbrara" a la casi oscuridad absoluta de la sala. En la pantalla una chica morena era penetrada por el culo mientras se comía una enorme polla. Mi polla comenzó a llenarse de sangre y a pesar de que me provocaba pajearme allí de una buena vez, decidí entrar en calor. En el gallinero la gente subía y bajaba. Supuse que estarían en alguna orgía, de esas que se arman en un gran todos contra todos, de esas orgías donde terminas comiendote seis pollas y donde seis bocas diferentes comen la tuya.

Cuando la vista se acostumbró, miré hacía atrás y en la última fila, efectivamente pude ver un gran alboroto. Varios tíos de pie contemplaban alguna orgía. Se había hecho una especie de "circulo masturbatorio", es decir, varios tíos de pie masturban al que está a su lado mientras otro lo masturba. Una sóla vez había participado en esa práctica ritual; por lo general, se hace cuando hay alguna pareja o grupo de deshinibidos que se quitaban por completo la ropa y se dejaba follar por todos.

Decidí subir.

¡Cuál sería mi sorpresa que cuando subo me encuentro en la última fila a dos tías! Una era más alta que la otra y estaban sentadas una al lado de la otra dejando un puesto de por medio. No había duda que el puesto era para aquel que deseará sentarse allí. Pude contemplar que las "chicas" se masturbaban, pero ¡Oh, Dios! ¡No lo podía creer! ¡Tenían pollas! ¡Eran travestis!

Ya me habían comentado que algunas veces la Sala X era frecuentada por travestis. ¡Pero era la primera vez que veía a uno..., perdón, a dos travestis en la sala! Todos se estaban pajeando alrededor de las "chicas", así que me abrí espacio entre el grupo y me senté en el asiento vacio que había entre las dos chicas.

Inmediatamente toqué el muslo de cada una. Se sonrieron.

_¡Hola guapo!-dijo la que era más baja- ¿Quieres una mamada?
_¡Hola! ¿Cobráis algo? Mirad que no tengo dinero.
_ No macho. Esto lo hacemos por placer. Estamos aquí desde las once de la mañana -me dijo la más alta.
_¡Vale, vale! Y, ¿cómo os llamáis? -hice la pregunta mientras buscaba sus penes.
_Yo Kassy -dijo la más "bajita"- y ella Emma.

"Emma" ya tenía su mano sobre mi bragueta. Yo tocaba y palpaba sus pollas. Las dos estaba flácidas. No había duda que esas pollas habían sido "muy usadas" y abusadas durante toda la mañana. Calculé que estas "niñas" se abrían comido unas veinte pollas durante el día del domingo.

_¿Cuantas pollas habéis comido? -le pregunté a Emma mientras acariciaba el cabello de "Kassy".
_Unas cuarenta, no sé -"Emma" había sacado mi polla y la trataba con mucho cuidado- ¡Macho, que herramienta más hermosa tienes!

Kassy comenzó a comerme la polla. Tenía una mamada experta, profunda y muy húmeda. 

Suspiré hondamente y me estiré. Todos a nuestro alrededor nos miraban. Las piernas y la polla de cada chica estaban completamente rasuradas. No había duda que esas "niñas" eran una maquina de placer sexual. 







lunes, 15 de julio de 2013

Travestis en Sala Duque de Alba Madrid (1)

_¡Su trasero está listo doctora! (flug, flug).
_ Yo creo que debe chupar pene antes (ugn, ugn).
_¡Omhm!



Domingo de primavera
18:32 hrs
Temperatura: 6º C
Humedad: 74%


Esa tarde había comido con Elena en casa de sus padres. Elena nos había preparado un delicioso bacalado al pilpil que le había quedado de rechupete. Elena se esforzaba cada dos domingos en que después de misa comieramos juntos toda su familia: Carolina, su hermana; el esposo de ésta, Daniel; mis suegros, Elena y yo. Elena quería mudarse conmigo y que tratáramos de construir una vida juntos. Yo no tenía problema. Si bien, Elena era pésima follando, quizás viviendo juntos podría ir haciendo que ella fuera "descubriendo" su sexualidad. Me gustaría por ejemplo, dedicar un mes a masturbarla y que ella tan sólo se dedicara ha hacerme sexo oral. Poco a poco la iría convenciendo de que dejara que me corriera en su boca. Tendríamos más tiempo para ir "descubriendo" nuestros cuerpos y disfrutar de una sana y divertida sexualidad.

A pesar de mantener relaciones fuera del matrimonio, Elena era aburridamente católica. Le gusta follar, pero a veces tiene complejo de culpa. Si bien lleva una vida un tanto "liberal" como aparenta cualquier chica madrileña de esta época de post-estado-de-bienestar, la verdad es que en casa de Elena el sexo, las drogas y el alcohol son un tema tabú.

Elena es una encantadora maja, socialmente hablando. Pero le falta esa cosa que a su edad es indispensable para cualquier chica europea de su edad, estatus social y condición económica; Elena necesitaba independencia económica. Si bien yo podía mantenerla sin problemas gracias a mi aburrido trabajo en una compañía internacional dedicada al negocio del petróleo, Elena creía que sus padres no les gustaría que ella se fuera sin un respaldo económico que el día de mañana le permitiera independizarse si yo la dejaba. Su hermana lo había hecho bien: tenía un trabajo como contable que no era la gran cosa, pero tenía algo de dinero. Se casó con su novio, Daniel, un chico de Alcobendas que tenía un trabajo estable como funcionario público y podían costear un piso barato por los lados de Alcalá de Henares.

Elena había estudiado diseño gráfico y el único trabajo que había conseguido, antes de la crisis le reportaba 1.000 euros mensuales. Luego se lo rebajaron a 700 euros. Después producto de la crisis la mandaron a trabajar medio turno y le pagan 350 euros mensuales por 20 horas de trabajo semanal. Yo en cambio estoy muy, pero muy bien. Gano una buena pasta, tengo vivienda propia y completamente paga. en fin, soy la envidia de 5.000.000 de parados en España.

Soy bisexual y si bien, Elena no lo aceptaría nunca, ella tampoco tiene por qué enterarse, pues siempre podré "escapar" rápidamente hacia la Sala X, Duque de Alba (o Tirso de Molina) y pasarla muy, pero muy bien. Además, a veces me gustaba visitar a Isabel y follar y conversar un rato con esa vieja-puta-y-fascista.

Lo cierto es que después de la comida en esa casa todos estábamos obligados a dormir la siesta. A mi me dejaban dormir en la habitación de Elena pero con la puerta abierta y en un pequeño sofá que ella tenía allí. El sofá tenía la altura perfecta para practicar el sexo anal. Si Elena por fín se decidía a mudarse conmigo le pediría que se llevara el sofá consigo, en algún momento tenía que probar follar a Elena por el culo, tenía un culo blanco y un ojete rosado y hermoso. Me había dejado contemplarlo, besarlo y acariciarlo pero nunca introducirle un dedo. Iba a ser muy dificil convencer a Elena de prácticar el sexo anal. ¡Más dificil, sino imposible, que ella me penetrara con un strap-on!

Lo cierto es que llevaba semanas sin ir a la Sala X Duque de Alba (o Tirso de Molina) y hacia días que comenzaba a sentir una picazón entre las piernas que sólo se quitaría cuando un macho me hiciera alguna pajilla o algún vejete me comiera la polla  con suavidad y tomandose su tiempo.  Le inventé a Elena y a su famila que después de la comida tenía que ir a trabajar, así pasaría alrededor de las 18:00 hrs por el cine. !Los domingos a esa hora suelen ser candentes!

Me despedí de Elena con un dulce besos y un apretón de culo y cogí el metro desde Manoteras hasta Pinar de Chamartín y desde allí la Línea 1 de Metro dirección Valdecarros para bajarme en Tirso de Molina. Desde hacía horas mi polla había comenzado a segregar liquido seminal con tan sólo pensar en las bocas, manos, pechos y pollas que encontraría en la Sala X.
OR REDACTAR








lunes, 8 de julio de 2013

Trío swinger busca Madrid Sala X






Hace poco, conversando con una pareja (hetero) de amigos -después de una deliciosa cena por Hortaleza-, me insistían en la necesidad que "descubrieron" de "probar" nuevas cosas en el ámbito sexual. Como son amigos y asiduos lectores de este blog, conocen mis andanzas por el Cine Duque de Alba y me preguntarón si podían tener sus "nuevas experiencias" allí.

Les confesé, primero que nada, que la Sala X Tirso de Molina es maravillosa para practicar el cruising gay con señores de la tercera edad y que las mejores felaciones que me han hecho en la vida han sido allí. Además, llega un momento en que se arman "equipos de orgía" cada tanto tiempo que son inolvidables, pero siempre entre tíos.

En mis largos años paseando por la oscuridad de la Sala X jamás he compartido con una mujer allí adentro. Me contaron que hubo una época en que iban abuelas a ofrecer mamadas y besicos por precios muy módicos. Eso no sé si es cierto.

Conversé mucho con esta pareja, pues querían entrar al mundo swinger, sin embargo yo los sentía muy inseguros aún y por eso les pregunté una y otra vez qué esperaban encontrar, qué experiencias querían vivir. Les advertí que meter a terceras personas en la cama a veces no es tan divertido como se cree y muchas veces hay que saber distanciar lo que es el "corazón" con las "ganas de follar".

En mi caso, Elena (ni novia heterosexual), devota católica aunque le gusta practicar sexo fuera del matrimonio, jamás participaría conmigo en un intercambio swinger. Federico (mi amante gay por temporadas) fuimos una vez al cine Alba, la pasamos bien con otros tíos pero no quiso repetir, pues Federico es de esos amantes que se dedican completamente a una sola persona.

Una vez le pedí a Isabel (mi amiga prostituta por hobby y a quien frecuento más por costumbre que por necesidad) que me acompañara a una fiesta swinger. La pasamos bien en el intercambio de parejas, pero cuando quisimos intercambiar del mismo sexo, la pobre armó un escandalo que hechó todo a perder. Recuérdese que hasta las prostitutas pueden tener prejuicios.

En el verano del 2008 me fuí de mochilero para hacer un recorrido por las islas griegas. Subiendo en la primera embarcación me hice muy amigo de una pareja italiana, muy jóvenes, bellos y recien casados. Hubo una enorme química entre los tres y terminamos formando un hermoso trío mediterráneo HMH. Nos recorrimos casi todas las islas. Nos follámos hasta decir basta. Pasabamos horas haciendonos sexo oral. Jugábamos a los dados para ver quien sería el pasivo/a que se dejaría hacer de todo por los otros dos. Llegamos ha "hacer el amor" cuatro veces diarias. Lento, rápido, con caricias, con algo de sado. Nuestros cuerpos eran entregados a placer para los otros dos. Yo pensaba que al terminar el verano nos volveríamos a ver, pero pasó todo lo contrario. El chico quería quedarse conmigo porque había "descubierto" que era gay. La chica también quería quedarse conmigo y no con su esposo porque yo la "había hecho sentir" nuevas sensaciones. Y yo no quería quedarme con nadie porque quería regresar a Madrid, recorrer sus calles, probar sus tapas y pasar par de días en la Sala X Duque de Alba viendo abueletes desesperados por comer pollas.

Los chicos se divorciaron y se separaron. Los tres mantenemos correspondencia y aunque desean volver al "menáge a trois", no quieren volver con su antigua pareja.

Por ello a las parejas que desean iniciarse en el mundo swinger mi consejo es: hablar, hablar y hablar. Saber que esperan de la experiencia y que quieren y no quieren saborear.

Desde entonces mantengo la prudencia cuando se trata de swingers novatos y siempre sugeriré qué cosas han de quedar claro desde el principio: ¿se quiere vivir la experiencia o se quiere mantener la fantasía? 

A veces hay que tener cuidado con lo que se desea.



No todos los tríos swinger están conformados por cuerpos esbeltos y bien cuidados, por ello
es recomendable practicar estas divertidas sesiones con personas que nos gusten
y sobre todo, personas con las que compartamos otras cosas más allá del placer.

Estos son actores del cine X  profesionales. 
¿Estaís dispuesto a que otro se folle a tu mujer sin que eso deteriore vuestra relación?
Entonces, ¡adelante! 



¿Estaís dispuesto a que otra coma la polla de tu marido sin que eso deteriore vuestra relación?
Entonces, ¡a disfrutar! 


lunes, 1 de julio de 2013

Ritual Masturbatorio - Masturbación Mutua Madrid

No soy muy amigo de estar revelando intimidades, aunque parezca todo lo contrario con este blog. Sin embargo, algunos chicos me han pedido orientación pues desean experimentar una relación homosexual y no se sienten muy seguros.

Pues bien, no soy el más indicado para resolver esas dudas, pero yo pasé por esas angustias también.

Mi primera relación gay fue tal y como aparece en este vídeo (abajo): fue sólo practicar una masturbación mutua y debo confesa'os que la pasé muy, pero muy bien.

Practicar el sexo oral a otro tío o experimentar las mieles del sexo anal, fue cuestión de tiempo.

Así que para aquellos que dudáis, una pajilla "entre dos" no os hará mal.

Además esta es una práctica muy normal en la Sala X.

http://www.redtube.com/1694





lunes, 24 de junio de 2013

Federico (8)


El sexo anal con Federico es divertido: porque mientras me prepara el culo con mucho lubricante, me masturba y acaricia la polla hasta sentir que desfallezco.

Por lo general nuestra rutina era mucho sexo oral y Federico me follaba.

Luego descansábamos y de nuevo con mucho sexo oral yo preparaba el culo de Federico para penetrarlo  Ya a la tercera, lo que hacíamos era quedarnos boca arriba los dos, masturbando uno al otro mientras nos besabamos.



lunes, 17 de junio de 2013

Federico (07)



Federico y yo intercambiamos los puestos.

El vejete acarició la polla de Federico tal como lo había hecho conmigo. Subía y bajaba suavemente. Tocaba los cojones. Daba apretones en el glande. Sin lugar a dudas el vejete tenía una larga experiencia acariciando machos. Su mirada pasaba a ratos en la pantalla, a ratos en la enorme y hermosa polla de Federico.

Yo acariciaba los pezones de Federico. Mi lengua se entretenía a ratos en su boca, otras en una de sus tetillas. ¡Tenía una inmensa polla! ¡Me moría de ganas de meterla en mi boca! Pero el vejete tenía el control absoluto. Por los próximos mil años esa polla le pertenecía hasta que la cansara. Detrás de nosotros, los vejetes estaban contemplando el espectáculo que ofrecíamos y eso parecía emocionar a Federico.

De pronto ví como Federico se retorcía. Me cogió con fuerza en un abrazo. El vejete había comenzado a hacerle una felación. Federico me besó y chupo mi lengua con tal intensidad que comenzó a dolerme. Aparté mi boca de él pero decidí trabajar los pezones. El vejete chupaba la polla de Federico con mucha tersura y pasividad, repitiendo las mismas atenciones que tuvo con mi polla. Podía ver el rostro de Federico a través del reflejo de la pantalla de la película. Su cara era de éxtasis puro. Federico acarició con suavidad la cabeza llena de canas y semicalva del vejete. Éste, permanecia ajeno a todo. En ese momento esa polla le pertenecía y tenía la misión de hacer que la polla "muriera" de felicidad. El vejete acariciaba las bolas de Federico con dulzura. De vez en cuando detenía su boca en la base del pene y comenzaba a subir, poco a poco, presionando con su boca. Eso hacía que hiciera presión sobre la uretra e iba sacando el líquido seminal de Federico ¡Viejo feliz! ¿cuantas pollas había mamado en su vida? ¿centenares, miles?

_¡Me corro, macho! ¡Me corro! - gritó Federico.

El vejete, de nuevo, tan sólo gimió como diciendo: "lo sé, tronco. Tú córrete en mi boca, macho".

Federico se estiró hacia atrás con fuerza en el asiento y gritó.En definitiva el vejete sabía como chupar pollas.
Fue impresionante ver como otro hacía que Federico se retorciera de placer. El vejete chupaba con ahínco pero al mismo tiempo con tranquilidad. Había logrado en menos de diez minutos que dos pollas sucumbieran de placer en la oscuridad de la Sala X. Este vejete merecía que se le construyera una ermita.

_¡Ya! ¡Ya! ¡Para, macho, para! -suplicaba Federico.

El vejete muy suavemente fue sacando la polla de Federico de su boca con mucha calma, sin derramar ni una gota de semen o de saliva. Cuando llegó a la base del glande se detuvo y pude  observar como presionaba la cabeza del pene para extraer la última gota de semen de Federico.

El vejete retiro su boca por completo de la polla de Federico y escupió entre el descanso donde estábamos y el asiento de atrás.

Federicó me dió un enorme beso y vi como le acariciaba la espalda al vejete. Éste, que se estaba limpiando la boca con un kleenex, le dió unas palmaditas a Federico en la rodilla y despues otras a mí en el muslo: la típica despedida después de una buena mamada. El vejete se marchó. Lo ví caminar contento hacia la salida. No había duda de que sabía que su misión en la vida era comer pollas y hacer que otros fueran felices.

Federico fue gradualmente bajando el ritmo de la respiración. Yo mientras, le acariciaba el pecho y le pasaba mi lengua por el cuello, las orejas, la boca y los pezones. 

Algunos de los vejetes que estaban alrededor nuestro se habían ido. Otros habían conseguido su "ración de pollas" y pude ver como algunos incluso estaban ya ofreciendo su culo al mejor postor.

Federico se quedó mirando la película donde una tía era follada por cuatro tíos a la vez.

_¿Aquí no pasan películas homo-eróticas? -me preguntó Federico.
_No -le contesté-. Es una paradoja que solo se proyecta en el cine películas "porno-heterosexual".

Federico se quedó un rato en silencio. El cine comenzaba a llenarse.


_¿Tienes hambre? -me preguntó. Me gustaba que después de follar Federico quería comer. Era señal de que la había pasado muy bien-. Yo tengo algo de hambre. ¿Te apetece algo?

_Vamos al hotel. ¡Quiero que me folles!

_Vale. Pero antes, comamos en El Club del Gourmet del Corte Inglés.

_Me parece bien.

Nos levantamos de los asientos y comenzamos a "vestirnos". Detrás de nosotros nadie estaba viendo la película. Ya estaba por comenzar una de las famosas orgías. Tres vejetes sentados le estaban haciendo una felación a tres vejetes que estaban de pie. Más allá, dos "buenos amigos" se estaban cayendo a pajas. Del otro lado, creí ver que un macho "preparaba" el culo a otro para penetrarlo. Esa tarde prometía.

_¿Siempre es así? -me preguntó Federico.

_No siempre. A veces vengo y no hay nada.

Sonó la campanilla. En menos de 30 segundos terminaría la película. Todos comenzarón a vestirse. Encendieron las luces. Salvo un vejete que quedó con los pantalones abajo, todos se habían acomodado. Era como si no hubiera pasado nada.

_Vámonos -dijo Federico.
_Después de tí -le contesté.

Y nos fuimos a patear Madrid. 







lunes, 10 de junio de 2013

Federico (6)


Entonces se arrodilló y comenzó a chuparme la polla. ¡Ahhh! ¡Ahhh! Gemía de placer. Me estremecí. Federico me abrazó con fuerza mientras me besaba. ¡Qué mamada! ¡!Qué boca tan experta tenía el abuelete! Subía y bajaba con suavidad y firmeza. De vez en cuando se detenía en el glande y sentía como golpeaba con su lengua mi uretra. Tenía una lengua de terciopelo que trataba la uretra con especial predilección. ¡El maldito viejo se estaba tragando los néctares de mi lubricación! Mientras tanto Federico no paraba de besarme. Había introducido uno de sus enormes dedos en mi culo. Alrededor nuestro, los abueletes nos contemplaban. Yo me iba a venir de un momento a otro. 

No creía poder aguantar más. Así que le dije al abuelete: "¡Me corro macho, me corro!". El abuelo hizo un gemido, sin sacar mi polla de su boca, que daba a entender que no se detendría y que estaba dispuesto a recibir mi leche en su boca. ¡Qué gusto! ¡Qué gusto me estaba dando! Me abracé a Federico y me corrí.

Pegué un enorme grito de placer. Retumbó en toda la sala. Podía sentir como el vejete me succionaba la verga extrayendo hasta la última gota de mi líquido seminal. Las contracciones en mi esfinter eran tan intensas que podía sentir cada poro del dedo de Federico.

Tuve que pedirle al abuelo que se detuviera, mi pene estaba muy sensible ¡era maravilloso, pero no podía continuar! Él, con mucha suavidad fue retirando su boca sin dejar escapar una sola gota de semen. Por un momento pensé que se había tragado mi semen, práctica por lo demás muy común por parte de los abuelos del cine Alba; pero no, el abuelo se acercó al asiento de adelante y escupió justo entre el pasillo donde estaba arrodillado y la parte de atrás del asiento. Pude ver a través del reflejo de la película la cantidad de semen y saliva que escupía el abuelo. Esto lo hacía mientras me abrazaba Federico.

El abuelete se sentó. Yo continué masturbando a Federico quien me acariciaba las tetillas. Le dije:

_Hace una mamada estupenda. ¿Quieres intentarlo?
_¿No te molesta? -me preguntó.
_Al contrario -le respondí-, quiero ver como otro se come tu polla. ¡Tío! -dije al abuelo-, ¿quieres comer la polla de mi amigo?. Mira, es un inmenso trozo de carne.
_Está bien.



lunes, 3 de junio de 2013

Federico (5)


Justo dos asientos a mi derecha se sentó un abuelete. Federico dejó de besarme para mirarlo y le dije:

_Tranquilo. Sólo quiere ver.

Inmediatamente busqué su boca mientras comenzamos a desabotonarnos los pantalones. Sacamos nuestras pollas que no tardaron en ponerse duras. Me gusta la polla de Federico, es grande, fuerte y lubrica rápido. Era cuestión de ser tiernos, de intercambiar unos besos y su polla, apenas salía del boxer, ya estaba húmeda y lubricada. 

Yo me bajé los pantalones hasta los tobillos, Federico hasta las rodillas. Comenzamos nuestro ritual masturbatorio. Ya conocíamos el ritmo de nuestras pollas. Nuestros besos eran profundos con mucha lengua y saliva. Cuando voy a la sala X, procuro no besar a nadie en la boca. Es tan sólo una norma de higiene..., aunque luego me meta una polla y la devore con aprehensión y devoción mística.

Detrás de nosotros unos abueletes habían dejado de mirar la película y nos contemplaban. Eso pareció exitar más a Federico, quien comenzó a buscar mi ojete para introducir sus dedos. 

El abuelete que estaba a nuestra derecha se rodó un puesto más hacía mí. Federico apenas levantó la mirada mientras nos besábamos. Mi vírgula había tomado un tamaño desproporcinado. Pensaba que no tendría una erección tan intensa pues había pasado varios días follando hasta tres veces con Federico. 

Detrás y delante nuestro ya teníamos unos siete abueletes que nos contemplaban. El abuelo que estaba a un asiento de mí, respiraba fuerte. A veces miraba a la pantalla, luego hacia nosotros, luego hacia los tíos que nos veían, luego de nuevo a la pantalla. Mi pene estaba urente. Supuse que el vejete se acercaría más y buscaría pajearme o hacerme un fellatio. No estaba equivocado. Al cabo de unos cinco minutos el vejete estaba a mi lado contemplando como Federico y yo nos pajeabamos como dos trasgos en un inmenso bosque oscuro. El vejete posó su mano sobre mi desnudo muslo ¡señal inequivoca de pedir permiso para participar!

Cogí la mano de Federico y la quité de mi polla. Con la mirada le mostré al vejete que mi polla estaba libre. Federico puso una sonrisa entre divertida y resignada. Cogí luego la mano del vejete y la coloqué sobre mi polla. Pude sentir una mano castiza, entrada en años, reseca como todas las pieles de Madrid. Me gustó como comenzó a masturbarme. Antes tocó con suavidad la polla. La recorrío hacía arriba y hacia abajo. Comprobó el tamaño de mis cojones, que estaban pequeñitos y listos para correrse. La mano le temblaba un poco, parecía que no podía creer el tamaño de ese erecto e inmenso trozo de carne. 

De cierta manera, yo tampoco podía creerlo. Estaba por experimentar una de las mejores mamadas de mi vida.



lunes, 27 de mayo de 2013

Federico (4)





Fuimos al cine X.

Federico, con mucha amabilidad y como era su costumbre pagó las dos entradas. Unos cuantos abueletes que estaban en la entrada se nos quedaron viendo, nos contemplaban con una mezcla de sana envidia  (¿puede la envidia ser sana?) y otra de curiosidad.
Todo el cine tenía ese extraño olor a semen, saliva y desinfectante que embarga el ambiente. Conociendo la rutina del cine, subí con Federico al gallinero. Era una fría tarde de primavera. Entramos en la más completa penumbra. En la pantalla estaban proyectando una película de una tía con unas bragas verdes puestas y que era penetrada simultaneamente por el ano y por la vagina por dos tíos que tenían unas enormes y hermosas pollas.

-Esto está interesante -me dijo Federico.
-Espera. No ha comenzado nada -le dije.

Lo tomé de la mano, le dí un beso y terminamos de subir la entrada del gallinero. Esperando que nuestros ojos se acostumbraran a la oscuridad, nos sentamos en la primera fila. Seguimos conversando. Me preguntó si venía con tanta frecuencia. En la Argentina Federico frecuentaba un cine X donde comía pollas y se dejaba follar de vez en cuando por algún tío. Le dije que yo venía con cierta frecuencia. Que sobre todo cuando pasaba largas temporadas sin hacer el amor con Elena, me instalaba una tarde que tuviera libre en el trabajo en la Sala X. Me sentaba a esperar a que algún vejete me comiera la polla y la pasaba bien.

Federico me abrazó y me estampó un beso. Sumergió su lengua en mi cabidad bucal. Me acariciaba el cabello y comenzó su mano a buscar mi polla.

-¡Espera! ¡Espera! -le dije-. Vayamos arriba.

Subímos las escaleras y en la última fila del gallinero, allí donde se arman las grandes orgías, habían algunos abueletes. La mayoría de ellos en espera de alguna polla que comerse o pendientes de que se armara alguna orgía para participar o ver. Le dije a Federico que nos sentaramos en la penúltima fila. Estaba vacía y desde allí podrían contemplarnos los vejetes. En muchas ocasiones comenzaba alguna paja mutua con un tío y de pronto tenía a unos siete tíos alrededor, pajeandose mientras observaban.

Federico y yo nos sentamos y de nuevo fue él quien me buscó la boca y se tomó su tiempo para acariciarme. Comenzamos a tocarnos las pollas por encima del pantalón. Yo estaba muy excitado de estar con Federico en la Sala X Tirso de Molina (o duque de Alba, como prefiráis llamarla).




lunes, 20 de mayo de 2013

Federico (3)





Me costó convencer a Federico de que me acompañara a la Sala X Duque de Alba (o Tirso de Molina, como la prefiráis llamar). Federico es bisexual, aunque él se considera un "gay de closet". Tiene una esposa y tres hermosas niñas. Pero de vez en cuando se muere de ganas por comer una polla. Le gusta morder tetillas de hombre. Le gusta pajear y que otro macho como él lo pajeé  Sin embargo, no es un bisexual promiscuo. No le es infiel a su mujer con otras mujeres sino con tíos. A Federico le gusta lamer ojetes de hombre mientras acaricia la polla de algún hermoso semental. Pero a Federico no le gustan las orgías ni los tríos ni las masturbaciones colectivas. Es por ello que cuando aceptó a ir conmigo a la Sala X, para mí fue una sorpresa y el momento oportuno para hacer una de mis fantasías realidad.

Me gusta la idea de follar con un tío que de cierta manera es mi "pareja gay estable". Conocía a Federico, sus manos, su olor. Sabía perfectamente el sabor de su saliva. Me gusta de Federico la manera en que me hace un hermoso fellatio mientras me prepara el culo con suficiente lubricante a medida de que introduce sus dedos.

Federico tiene 54 años. Cabello blanco de canas. Un cuerpo muy definido que mantiene gracias a una intensa rutina de ejercicios. Federico trabaja para una importante corporación internacional y de vez en cuando visita Madrid. Esta vez estaría una semana residenciado en un hotel caro que queda entre Goya y Serrano. Durante toda esa semana le inventé a Elena que estaría muy ocupado con proyectos en la oficina y que llegaría my tarde para levantarme muy temprano. Elena lo comprendió, no le agradaba mucho la idea pero "accedió" a dejarme "libre". Estos son tiempos en que España está muy jodida y el que tiene curro debe cuidarlo. Esa semana me mudé a la habitación de Federico. Pasaría por casa sola para cambiar de ropa. 

Federico y yo haciamos el amor desaforadamente. La habitación era inmensa. Follamos en el baño. En la alfombra. En las sillas. La cama era para descansar o para hacernos un divino 69. Nos acicalábamos la polla con la boca de uno y del otro. Suave..., cada vez más suave. Mordíamos un poco las pollas para frenar el orgasmo, para sentir como el conducto seminal del otro vibraba. Tocábamos nuestros culos con total libertad. Derramábamos el semen de cada uno sobre el vientre, el pecho o la boca del otro.

Durante varios días tuvimos una intensa rutina de maratón sexual esa semana, quizás fue por eso que Federico accedió a acompañarme a la Sala X.






lunes, 13 de mayo de 2013

Federico (2)





Quedé en verme con Federico en un hotel de lujo entre las calles Goya y Serrano. Yo deseaba verlo para ir con él a la Sala X Cine Duque de Alba y ver se animaba a que organizaramos allí una orgía.

Mis citas con Federico eran planeadas con mucha antelación, pues él estaba casado con tres hijas y no quería levantar sospechas de ningún tipo. El hecho de estar todo tan planificado me daba tiempo para "preparar" mi culo: durante una semana comía solo fruta y alimentos ricos en fibras para limpiar el colon y un par de horas antes de encontrarnos me realizaba una enema con la finalidad de tener el ano libre de impurezas.

Me recibió como siempre. Me dió un beso húmedo y profundo que tenía el aroma de un Ribera del Duero y me apretó las nalgas con fuerza hacia él. 
No sé cómo cerró la puerta, pues solo escuché el golpe de que cerraba mientras nos fundíamos en un solo abrazo. Nuestros penes se buscaban con desenfreno.

Me gusta hacer el amor con Federico -sí, así mismo: "el amor"-. Federico es un amante tierno y dulce. Es amante de las caricias, le gusta mucho besar y acariciar. Sus mamadas son espectaculares y tiene muchos gestos amables y cariñosos. Le gusta morder mis pezones mientras con una mano me acariciaba la polla y con la otra hurgaba en mi culo.

Federico dedica mucho tiempo al sexo oral, me chupaba la polla con ternura y con constancia y firmeza. Luego, procede a trabajar mi ano. Primero me besa una y otra vez el ojete mientras me sigue masturbando. Después introduce su lengua con énfasis e insistencia. Al rato de besos y caricias embadurna con mucho lubricante su dedo medio de la mano izquierda y comienza un proceso de lubricar mi ano. Sin dejar de introducir y sacar su dedo me va comiendo la polla y me da muchos besos en los cojones.

Una vez que me lubricaba muy bien el ojete, Federico se colocaba rápidamente un condón en su pene, tan grande, tan erecto, tan duro. Siempre me penetra acostado de lado, de frente y me besa de manera efusiva la boca. Me va penetrando con suavidad. Ya para ese momento mi ano está suficientemente dilatado y su pene se va abriendo paso. Son miles de sensaciones a las que me entrego con Federico. Mientras me va sodomizando con ternura me pide que introduzca mi lengua en su boca. Me chupa la lengua con locura y devoción. Siento su enorme verga completa en mi culo. Al mismo tiempo con una mano acaricia mi polla la cual logra mantener erecta mientras que con otra mano me presiona con fuerza uno de mis pezones.

Federico gusta que nos corramos juntos. Entonces, comienza un juego. Federico comienza a moverse lentamente dentro de mí mientras yo me masturbo con suavidad. La idea de esto tiene un fin en sí mismo: que coordinemos juntos nuestro orgasmo. Así, cuando yo siento que me voy a correr y Federico no esta listo, nos detenemos un momento. Nos besamos. Acariciamos nuestras bolas o mordemos nuestras tetillas. Cuando Federico está por correrse y yo no, igual nos detenemos y retozamos un rato. He medido el tiempo y podemos estar haciendo el amor de esa forma por casi dos horas. Ya casi exhaustos emprendemos la faena y es allí, entonces, cuando nos acercamos al orgasmo simultáneo. En lo que empiezo a correrme -y mi leche caliente cae sobre mi vientre-, mi ano, por su acción reflejo se contrae y siento como Federico se corre dentro de mí. Hay momentos en que cuando contraigo mi esfinter siento la explosión de semen de Federico y viceversa. Nos tiramos exhaustos uno sobre el otro. Retomamos el aliento. Tomamos vino.

Entonces allí comenzamos a conversar.

_¿Cómo estás?
_¡Después de esta follada, como nunca!






lunes, 6 de mayo de 2013

CRUISING TIRSO DE MOLINA SALA X DUQUE DE ALBA


Ese fin de semana Elena visitaría con su familia a las abuelas en Bilbao, no es que fueran vascas, pero llevaban años viviendo allí, y tampoco es que fueran sus abuelas, eran en realidad hermanas de su abuela. Lo cierto es que una semana antes de su partida no habíamos podido coincidir en mi piso para hacer el amor, así que desquité mis ganas en el Cine X Duque de Alba o Tirso de Molina, como lo prefiráis llamar. Elena era pésima haciendo el amor, además, el sexo oral que me ofrecía era aburrido y monótono, una vez se lo dije en broma y me confesó que era mala porque no tenía pene. Sin embargo, yo le hacía un sexo oral de maravillas según ella. Cada vez que teníamos tiempo para disfrutar de nuestros cuerpos, Elena me pedía que le hiciera un cunnilinguis. ¡Pegaba unos gritos atronadores! A pesar de que era mala en la cama, su conversación, su piel blanca y lozana, su sonrisa, sus abrazos siempre me reconfortaban. 

 Tiempo teníamos Elena y yo que no follábamos por las ocupaciones de cada uno y esa semana tampoco pudimos. Hay un momento en la vida de todo hombre donde solo se quiere follar y la masturbación no es opción. Están los hombres que deciden follar a otras mujeres, yo prefería coquetear con uno u otro chico pero sobre todo sentir la boca húmeda y experta en felaciones de los vejetes de la Sala X. Era una muy fría mañana de viernes, inicio de primavera. Pagué mi entrada y subí al gallinero. Justo en la entrada estaba un chico de unos veinticinco años, jeans negros y cazadora de cuero negro. 

Nos miramos y fue una mirada cómplice.

 Entré a la oscura sala y estaban proyectando una película donde una chica lavaba un coche y tenía unos senos muy grandes, llenos de silicona y un culo inmenso. Subí poco a poco y me dí cuenta que el chico de la entrada estaba detrás de mí. Me senté en la última fila, la fila de los folladores y la fila de las orgías maravillosas. Me senté e inmediatamente el chico de la cazadora de cuero negro, sin quitarme los ojos de encima, comenzó a acariciarme el muslo. Yo inmediatamente me bajé los pantalones hasta los tobillos. Mi polla estaba dura desde hacía días esperando poder follarme a Elena, pero nunca se pudo en esos días y la cantidad de semen que tendría acumuladas en mis cojones debería ser abundante.

 El chico de la cazadora de cuero negro se había sacado la polla. La acaricié con mi mano. Era una polla enorme, estaba dura y con lubricación abundante. Inmediatamente comenzamos el ritual masturbatorio de la sala X. Nos masturbabamos el uno al otro de forma suave, se puede decir que casi cariñosa. De vez en cuando nuestras miradas se cruzaban en la penumbra de la sala. Una que otra vez mirábamos la pantalla donde la chica que estaba lavando el coche era ensortijada, follada por dos chicos musculosos con unas pollas enormes de esas que uno desea que le metan en el culo también. La sala se estaba llenando. Cada tanto tiempo pasaba un vejete frente a nosotros tan sólo para vernos. Usábamos el instante de voyerismo para cesar la masturbación, entonces, nos apretábamos las pollas o nos acariciábamos las bolas. Otro vejete se quedó en los escalones a unos siete pasos de nosotros, pero aprovechando las luz de la pantalla se estaba disfrutando el espectáculo.


Es una de las cosas más hermosas que tiene el Cine X Duque de Alba y/o Tirso de Molina: el voyerismo. Hay que dejarse ver, dejar que el otro te posea con la mirada mientras tienes la suerte de comerte una polla o mientras te la estás comiendo. El hecho es, que sentirme observado me excitó más y le dije a mi compañero de paja que me corría. "¡Córrete en mi boca, macho!", me dijo con un acento marcadamente castellano. Me puse de pie. Llevo mi polla a su boca y me presionó con fuerza el culo. ¡Me corrí! ¡Pegué un grito de placer! ¡Podía sentir como mi leche era sustraída desde los testículos y pasaba por la uretra con la fuerza de la succión de ese macho. Me tiré de nuevo al lado del chico con la cazadora de cuero negro y posé mi mano sobre su pecho. Tenía un pecho lleno de vellos y sus pezones de hombre estaban erectos. El tío se masturbaba y de pronto se corrió. Jadeó como una perra en celo. Pude ver gracias a la luz de la película como fluía su semen.¡Era mucho y espeso!

Se me quedó viendo y se me acercó y me robó un beso. Sentí su lengua hurgando en mi boca. Inmediatamente pude ver que sacudía su mano y una inmensa gota de semen salió volando en medio de la sala y cayó en la cabeza de un vejete a quien le estaban haciendo una hermosa felación. El vejete se levantó molesto, gritando improperios a la nada. Todos estábamos en nuestras tareas sexuales o en el descanso del merecido orgasmo.


lunes, 29 de abril de 2013

Orgías en la sala Duque de Alba


Uno de los momentos más sublimes e incomparables que se puede tener es participar activamente en alguna de las orgías de la Sala Duque de Alba.

No está establecido una hora o una rutina. La orgía puede ser en cualquier momento. A veces son el Patio pero las mejores se dan en la segunda planta, en el Gallinero. Allí, los posabrazos de los asientos se pueden levantar, convirtiendose el asiento en una especie de "Gran Cama".

En ocasiones, nadie está haciendo nada en el cine. Los vejetes de ambulan por un lado y por otro en busca de alguna polla. Otros descansan después de una buena mamada. ¡Y de pronto, todos caminan apresuradamente con pasos cortos pero firmes hacia un rincón donde se celebra un torneo amoroso.

Hubo en una de mis tantas "inmersiones" a la Sala X Duque de Alba una orgía que la inicié yo.

Me senté sólo, me bajé los pantalones y comencé a masturbarme. No había pasado ni tres minutos cuando un vejete se sentó a mi lado y muy respetuosamente me pidió permiso para mamarme la polla. ¡Yo accedí! El vejete comenzó hacerme una mamada maravillosa, de esas que sólo un vejete de la Sala X Duque de Alba sabe hacer. Al rato llegó un tío, se puso de pie delante de nosotros y sacó su polla y comenzó a pajearse mientras nos miraba en medio de la penumbra que ofrece la sala. Yo le pedí que se colocara más cerca para acariciar su polla. El tío se acercó y yo me metí a la boca una polla enorme y jugosa. 

Mientras hacía una suave fellatio a mi anónimo amigo, el tío que me estaba mamando la polla, se había colocado en cuatro patitas sobre las sillas, había levantado los posabrazos y se había quitado los pantalones. Su culo yacía al aire ofreciendoselo al mejor postor (o al primero que se acercara). En eso llega un tío que se le coloca por detrás y comienza a tocarle las nalgas y a meterle el dedo en el culo. Pude comprobar que dependiendo de la velocidad en que le metían el dedo en el culo, el vejete me chupaba la polla más rápido o más lento, así que decidí hacer lo mismo con la polla que tenía entre mi boca.

Al cabo de un rato, otro tío se había colocado al lado del chico a quien yo le hacía la mamada y me ofreció su polla también. Yo tengo como regla no llevarme dos pollas al mismo tiempo a la boca, por lo que mientras seguía con el fellatio comenzé a masturbar a este nuevo tío. Tenía una verga muy corta pero bastante gruesa, de esas que da gusto meterse por el culo. 

Y así, poco a poco se fue sumando cerca de quince tíos que participabamos activamente en una orgía. Sin contar que alrededor estaban unos seis mirones y unas tres parejas que nos miraban mientras se masturbaban o realizaban mamadas.

Como dije anteriormente, cualquier momento es bueno para una orgía, pero hay horarios que son más propensos para que se den.

Por ejemplo: de lunes a viernes los mejores horarios son entre las 12:00 y 14:00 hrs y entre las 18:00 y 20:00 hrs. (algunos minutos antes u otros después).

Los sábados puedo asegurar que casi todo el día es bueno, pero hay "un bajón" entre las 14:00 y 17:00 hrs porque los abueletes van a comer y a dormir la siesta.

Los domingos tienen dos grandes momentos: 

1. desde las 11:00 hasta las 14:30 hrs, cuando se está realizando el mercado del El Rastro muchos abueletes dejan a sus esposas haciendo la compra y se meten a "ver" alguna película. Lo que sus mujeres ignoran (o aparentan ignorar), es que su marido pasará una linda velada comiendo pollas, exhibiendo su polla, rompiendo ojetes y todas esas cosas "de cama" que no consigue sumarido a lo largo de la semana.

2. También desde las 17:30 a las 19:45 hrs suele tener mucha actividad orgiastica el cine.

¿Quieres tener una orgía en tu experiencia sexual?

No dejes de venir al Cine Duque de Alba.

Lo único que no se hace es aquello que no quieres hacer.




Si de pronto se encendieran las luces, esta sería una imagen que podría verse en la Sala X Duque de Alba, ¡disfrutad, coño, disfrutad!