martes, 1 de diciembre de 2015

Hombre Gay Casado Busca Barcelona (5 de 5)




Allí, en medio de la sala, el tío estaba mama-que-mama. Mi polla había pasado de no existir y estar oculta en mis entrañas a expandirse con formidable esplendor alcanzando un tamaño grande-gigante. Mi polla, a mi juicio, es una polla normal, pero desde que comencé mi rutina de adelgazamiento, al bajar el volumen de mi barriga, mi polla se crecía a nivel visual. También, cuando estoy muy excitado y con días sin haberme corrido, siento que mi polla alcanza unos estándares de tamaño que puede dar la batalla por posicionarse de los 18 centímetros. Claro, una cosa es sentirlo y otra que los demás la sientan.
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Lo cierto es que le dije al tío que continuara en la cama. Me preguntó si me faltaba mucho por correrme, la verdad, estoy por correrme muy pronto, le dije. Decidí entonces  sentarme casi acostado en el sofá. El tío siguió de rodillas comiéndome el capullo, pasaba la lengua con un talento muy inusual en estos casos. ¡Este tío ha debido tener horas y miles de pollas de entrenamiento! ¡Lo hacía muy bien! Nunca le sentí los dientes y en varias ocasiones pensé que llegó a meterse mi polla más allá de su garganta, llegando incluso a la boca del estómago. Éste tío se haría un nombre propio en las saunas de Madrid y Barcelona.
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Fue una mamada de casi veinte minutos. Delicada, minuciosa, sensible. Cuando le dije que estaba por correrme, el tío de pronto dejó de mamar y se quedo viendo mi polla, esperando no sé qué. Como me di cuenta que el tío no iba a ser más nada, comencé a masturbarme y en menos de diez segundos salió de mi uretra un largo chorro de lefa caliente y espesa. El primer chorro me llenó todo el pecho. El segundo me llegó a la barriga y el tercero y último chorro cayó casi sobre mi vientre.
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Apenas había echado la última gota de leche, y estaba exprimiendo la base de mi polla cuando el tío se levantó, se dirigió directo a la puerta y dijo un leve adiós sin mirar atrás. Yo, con mis cogones  vacios le extendí un castizo “¡Hasta luego!”, mientras me limpiaba con el albornoz.
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Me levanté en pelotas. Me duché. Me sequé el cuerpo y permanecí desnudo. Me serví una cerveza. Hubiese querido mamarle la polla al tío o por lo menos dejar que me follara. Soy de los que después de una buena mamada siente la necesidad de devolver el favor. Pero el tío lo había dejado claro: solo mamaba.
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En los siguientes meses que permanecí en Barcelona y cuando me conectaba al Grindr en el piso, veía al tío conectado. Pero ni una palabra. En los pasillos me llegué a tropezar con quien creo eran su mujer y su hijo, pero del tío nada.
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Cosas del destino, pensé yo.

(Fin de esta crónica)


jueves, 19 de noviembre de 2015

Hombre Gay Casado Busca Barcelona (4 de 5)




Y allí estaba. Parado frente al dintel de mi puerta. Un chaval delgado, de unos 24 – 26 años. Un poquitín afeminado para mi gusto. De aspecto pijo pero muy desaliñado para llegar a ser por lo menos, un pijo a la madrileña. Ojos vivos y nerviosos. Cabello largo. Como el de Camilo Sesto en los años sesenta pero sin el arreglo respectivo que haría un verdadero estilista-marica.
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Pues la verdad cumplió su palabra y allí estaba el chaval listo para comerme la polla. Yo estaba en slips con un albornoz oscuro puesto, con una cerveza en una mano y el móvil en otra. Le dije que pasara y le invité una cerveza. Me dijo que no tenía tiempo y que lo que quería era mamármela. Inmediatamente impuso las reglas del juego: sólo come pollas. Pero sobre todo, nada de correrme en su boca.
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Realmente no tuve tiempo de responder,  hacer o pensar nada. Apenas había cerrado la puerta el chaval estaba abriéndome el albornoz y bajándome los slips. Yo no estaba preparado esa noche ni de emociones, ni física ni psicológicamente para enfrentarme a una mamada de polla. Pero ya que los astros me habían empujado hasta allí, decidí pensar como Heráclito y  dejar que las aguas siguieran su curso.
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Allí de pié, mi polla al descubierto y sin magreos de ningún tipo, el tío abrió la boca, una boca enorme que no parecía tener y comenzó una lenta felación. Como os conté anteriormente, no estaba preparado para nada semejante. De hecho deseaba dormir y reponer fuerzas porque al día siguiente sería sábado y ya había pensado darme un paseo por el Cine Arenas y quizás luego meterme en la Bruc o la Condal. El tío tenía unas excelentes artes amatorias para cuando la polla del otro se trata.
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Me quité el albornoz y me deshice de los slips. Me quedé en pelotas en medio del piso dejándome mamar por este chaval-heterosexual-casado-necesitado-de-pollas.
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¡Y vaya como la mamaba el desgraciado!
(Continuará)

jueves, 5 de noviembre de 2015

Hombre Gay Casado Busca Barcelona (3 de 5)


Esa noche me escribió. El tío en cuestión ya había coincidido conmigo en varias ocasiones en Grindr, pero ninguno de los dos se atrevía a dar el paso. Bueno, la verdad sea dicha, a mí no me interesaba quedar con alguien contacto por Grindr que viviese en el mismo edificio que yo, las razones las expliqué al inicio de esta serie de posts.
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Lo cierto es que el tío en cuestión me contacta. Me dice lo típico, hola, qué tal, te veo por aquí pero no te había escrito, de que va tu rollo, y ese tipo de cosas que te hace pensar que estamos frente a un espécimen de tío hetero-gay-reprimido-de-escuela-conservadora. Mis respuestas fueron directas y sin mucho que decir.
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Me dice que es hétero-casado, que tiene un hijo, que está felízmente casado, pero que ya sabes, que a él le gusta comer pollas y que por eso de vez en cuando queda por ahí con alguno amiguete contactado por Grindr. Pero que a él no le va el que le agarren el culo. Él solo quiere comer polla.
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Hace algunos años yo lo hubiera entendido completamente. Pero hoy, a mis cuarenta y tantos años, después de un infarto y después de una super-follada en el Orgullo Gay Madrid del 2014, este tipo de actitudes me parecen de niñatos. Ya no tengo  tiempo que perder, si vamos a follar pues vamos a eso tío. Me vale madres que seas gay, bisexual o hetero-gay-reprimido-de-escuela-conservadora. Si te metes en Grindr es porque quieres rollo.
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Lo cierto es que al final hablamos un poquitín. Le digo que no soy de aquí. Que soy de Madrid y estoy por unos meses en Barcelona por curro y que estoy en este piso rentado. Mucha información como para dejar claro que estaba de paso y no había tiempo que perder. El tío inmediatamente me identificó. Que era el tío del portal tal. Me describió perfectamente. El tío me había visto y quizás había tenido fantasías homo-eróticas conmigo. Me dice que él está ahora solo. Que su mujer y su hijo estarán fuera de casa como por casi una hora. Que si quiero quedar en algo. Yo le pregunto si quiere que vaya a su piso, pero me dice que no. Que su casa es sagrada y que él solo come pollas en la calle. ¡Vaya menudo tío éste! Pensé.
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Le digo que yo estoy solo y que aquí podemos follar con tranquilidad. Me sorprendo de mí mismo haciendo esta invitación. Que de follar nada, que él lo que quiere es comer pollas. ¡Está bien, macho! ¡Ven para que te comas este pollón!
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No habían pasado 30 segundos cuando estaba parado frente al dintel de mi puerta. Sí, la última frase fue un pequeño homenaje a Edgar Alan Poe.
(Continuará)

jueves, 22 de octubre de 2015

Hombre Gay Casado Busca Barcelona (2 de 5)




Pues resulta que a veces llegaba del curro muy agotado y en vez de ir a patear las calles de Barcelona e irme de bares, me iba directo a ducharme en el piso, cenar, ver alguna peli y dormir. Por lo general  la típica rutina de quien trabajo duro en horario de oficina en este puto país.
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En algunas ocasiones, especialmente los viernes, si salía muy agotado del curro me iba a alguna Sauna como la Condal o la Bruc, y aunque no me creáis, no iba en plan de folleteo. Mi rutina suele ser: una vez después de duchado, entrar en a la sauna de vapor, alguna vueltecilla, de nuevo a las duchas y después a casita. Cuando me voy de saunas me gusta dedicar entre cuatro y tres horas. Hay que dedicar tiempo a la cacería y hacer cazado.  Debo Si se me pone fácil hacer alguna mamada o alguien me quiere comer el rabo, pues, ¡adelante! ¿Cómo desdeñar cosa alguna? reconocer que si hay algo de acción en el camino soy incapaz de desdeñar las maravillas que la Providencia pone en mi sendero.
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En esta oportunidad, llegué al piso. Me duché. Me preparé una cena muy baja en calorías tal cuál como mi médico me recetó. Alimentos bajos en calorías y pollas bien calientes, recuerdo que pensé cuando me extendía la planificación de mi nuevo régimen alimenticio.
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Después de la frugal cena destapé una cerveza, encendí el televisor y me conecté al Grindr. Desde hacía varias semanas, cuando repetía este ritual, me aparecía en Grindr un tío que por su ubicación tendría que estar en el mismo edificio que yo. Supongo que siempre nos veíamos, pero ninguno se atrevía hacer el contacto respectivo. Él no pone su foto, yo tampoco. Pero esa noche, me escribió.
(Continuará)

jueves, 8 de octubre de 2015

Hombre Gay Casado Busca Barcelona (1 de 5)




Como quizás he mencionado antes y quizás lo mencionaré reiteradamente, es parte de mi “política sexual” no involucrarme con vecinos/as por aquello de tener mi propio espacio y no verme liado en algún momento. Igualmente, no me gusta invitar a tíos/as que consiga de paso. No me gusta que sepan dónde vivo y no me gusta que se conviertan en amigos de mis vecinos, por lo cual mantengo todo a mucha distancia. Saunas, una que otra zona de cruising, en su momento las mamadas gloriosas del Cine Duque de Alba o Tirso de Molina eran mis lugares rutinarios para pasarla bien.
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Con mis vecinos de Madrid tengo una vida muy afable. Compartimos en el bar que está justo al frente de nuestro piso. En Navidad siempre organizamos una cena entre nosotros y en verano siempre compartimos par de semanas bien sea en Alicante, Málaga o las Canarias. En primavera y desde que yo tomé la rutina de hacer footing, nos inscribimos juntos en algún maratón en Aranjuez, Cercedilla o Ávila. Somos, si quiere interpretar de esa manera, una gran familia. Sorpresivamente casi todos rondamos las mismas edades, alrededor de 35 – 45 años, salvo una chiquilla que vive en Planta Baja cuya edad ronda los 24 años. Muy maja. Muy coqueta. Con ganas enormes de follármela, pero como es mi “política-sexual” no inmiscuirme con vecinos, la verdad que ni me acerco con perversas intenciones. La verdad ella tampoco hace esfuerzo, así que tenemos una relación muy afable.
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Pero  en mi piso en Barcelona, el cual fue alquilado por la compañía para la cual trabajo, rompí esa regla algunas veces. Realmente la rompí dos veces. La primera vez con Madeleine, tía guapa que conocí en Barcelona con quien tuve una noche de desenfreno sexual y un vecino-gay-pasivo que lo contacté por Grindr y nos pusimos de acuerdo para una mamada.
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¡Y qué mamada!
(Continuará)