lunes, 24 de octubre de 2016

Don Eusebio (o veras la leche correr) Parte 3 de 4


Como comenté en el post anterior, el olor del perfume de don Eusebio era muy característico y yo lo había olvidado. Desde luego que era para olvidar. Haciendo memoria de la última de mis visitas a la Sala X, Duque de Alba, creo que fue hace casi tres años y ya para aquel entonces había olvidado el dulce olor del perfume de don Eusebio; asimismo, otras mamadas vinieron a mi cipote, otras bocas y manos me trabajaron los cojones y me sacaron el liquido vital de mis testículos y los fluidos pre-seminales de mi próstata. Injustamente había olvidado las sanas caricias bucales de don Eusebio.
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Pero justo hace casi tres semanas me topé con don Eusebio.
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Me dirigía en la Linea 5 del Metro de Madrid en dirección a Alameda de Osuna. Me habían comentado que cerca del Parque El Capricho había una zona de footing que bien valía la pena conocer. Era sábado muy temprano. Entre las 8:30 y 9:00 am. Yo iba con mis cascos puestos escuchando alguna que otra balada americana de los años cincuenta. Mis ojos estaban cerrados y de pronto, creo que en la estación El Carmen sentí el fuerte olor del perfume de don Eusebio. Fue algo muy gracioso el hecho de que apenas con haber percibido el olor mi polla comenzó a llenarse de sangre y comencé a sentir vergüenza pues llevaba puesto mi vestuario para el footing y una buena erección sería imposible de ocultar.
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Y allí, parado frente a mí en el metro que va para Alameda de Osuna estaba parado don Eusebio. Idéntico como si nunca hubiera pasado el tiempo. Era más bien bajo de estatura, cabello corto de tonos grisáceos, edad entre los 55-60 años. Pulcramente afeitado y observe su paquete, lo tenía frente a mí, me provoco magrearlo y de ser posible allí mismo descubrir sus flácidas partes y retribuirle las innumerables mamadas que me dedicó en la Sala X.
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(Continuará)

lunes, 17 de octubre de 2016

Don Eusebio (o veras la leche correr) Parte 2 de 4




Una de las características peculiares de don Eusebio era el olor de su perfume. El abuelo se perfuma de veras. Era un olor entre cítrico y dulzón. Un olor que le daba un aire de “señor” pero al mismo tiempo de “abuelo”. No sé como describirlo. En diversas ocasiones que iba a El Corte Inglés y estaba en la parte de perfumes y colonias, me hubiese gustado preguntarle a la dependienta: “Hola. Si yo fuera un abuelo entre los 55 y 65 años de edad, que le gusta comer pollas a mediodía en la Sala X Duque de Alba y que, además de mamarla  me gusta ver como los tíos se corren… ¿Cuál perfume me recomendaría?
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Lo impresionante era que yo podía saber si don Eusebio estaba allí con apenas haber entrado a la sala de proyección porque el olor de su perfume destacaba por sobre la mezcla de olores de semen, saliva y desodorante ambiental. Apenas entraba, si sentía el olor podía caminar en medio de la oscuridad siguiendo mi olfato.
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Otra cosa interesante de don Eusebio era que jamás se dejaba hacer otra cosa. Lo de él era mamar y ver correr la leche. Me hubiese gustado devolverle los favores con una buena mamada o incluso, me hubiese gustado prepararle con cariño el culete con bastante cremita y follármelo con suavidad. Pero el abuelo no se dejaba hacer más nada.
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Recuerdo que una vez don Eusebio comenzó a magrearme el paquete y yo quise hacer lo mismo para él, pero lo que sentí sobre su pantalón fue un pene casi desaparecido y dos canicas que supuse eran sus bolas. No me dio oportunidad de nada. Bajó mi cierre, sacó mi cipote que pasó de estado morcilla ha verga-espiritual-monstruosa-erecta y me dedicó una buena mamada, que como siempre, cuando estuve por correrme le avise, me tomó de la cintura buscando mejor luz para ver mi leche correr y comencé a pajearme. El primer chorro de leche le salpico en la mejilla. Le pedí disculpas mientras seguía pajeandome. Estas cosas pasan, hijo mío; me dijo con un tono paternal y que entendía sin quitarme los ojos de encima.
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(Continuará)

lunes, 10 de octubre de 2016

Don Eusebio (o veras la leche correr) Parte 1 de 4


Bien pudiera llamarse Pedro, Juan, Carlos o José, pero se me ocurre que el nombre de Don Eusebio pudiese funcionar.
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En unas cuantas ocasiones que visité el Cine Duque de Alba don Eusebio me procuró unas mamadas extraordinarias. Quizás pudiera pasar desapercibido entre tantas mamadas que he recibido en la oscuridad de la Sala X. Pero don Eusebio no puede pasar inadvertido asì no más. Primero que nada él procura mamar con suavidad, brindando todo el placer que su boca pueda dar a cualquier polla. Segundo, don Eusebio es de los que le gusta ver cómo te corres, pero no le gusta hacer lo que llamo “pajas húmedas”, es decir, pajear hasta correrse. Tengo por costumbre avisar cuando estoy por correrme, sobre todo porque sé que hay tíos que no les gusta tragarse el semen, cosa que me parece perfecto, válido e higiénico. Sin embargo, la mayoría de los tíos te dicen dónde prefieren que te corras. Don Eusebio, apenas le notificaba que me iba a correr, se quedaba inerte mirando mi polla. La primera vez no entendí y pensé que quizás esperaba que me corriera sin pajearme, cosa que suelo hacer pero para ello necesito estar literalmente sobre excitado y de ser posible, haber sido estimulado analmente. Luego entendí que a don Eusebio le gusta ver como sale el chorro de leche. Interesante, porque a veces, cuando estaba por correrme en la penumbra de la Sala X, don Eusebio me acomodaba para que la poco luz de la pantalla le permitiera ver cómo salió mi chorro de leche. Una vez me confesó don Eusebio que le encantaba verme correr porque me salía abundante leche. Cosa que me excitó y decidí dedicarle esa vez tres corridas. Fue una tarde muy divertida.
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Muchos vejetes como don Eusebio eran habituales a la Sala X. Mientras sus mujeres hacían las compras o estaban durmiendo la siesta de verano, estos vejetes se internaban en la oscuridad de la Sala X procurándose un poco de placer, una buena corrida o como don Eusebio, ver la leche correr. ¿Qué habrá sido de don Eusebio después del cierre del Cine Duque de Alba?
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(Continuará)
 


sábado, 1 de octubre de 2016

Grindr





Laura me regaló un móvil nuevo de última tecnología y lo primero que hice fue descargar Grindr. Grindr es una aplicación para móvil que te permite conocer otros tíos cerca de tu entorno y que andan deseosos de alguna escaramuza sexual. Es muy práctico y fácil de descargar. A todas estas, este cuento es muy viejo, pero es una de mis anécdotas predilectas. Paso hace casi dos años.

Mi primer contacto fue un tío cuyo nickname era ZZ. Evidentemente, al yo ser nuevo en Grindr no le hice caso. Lo cierto es que me manda un mensaje diciendo que estaba cerca y que le gustaría verme. Me dice que no vive cerca de mi zona pero por cuestiones de trabajo siempre pasa por aquí y me ve conectado en el Grindr. Le respondo que necesito una foto. No le digo que era mi primera vez usando esta red social.

Me manda la foto y resulta que el tío en cuestión rondaba cerca de los 35 años, barba cerrada, blanco, realmente guapo. Sin embargo, no me fio de buenas a primeras pues muchas veces la foto podría estar trucada. Me pide mis fotos y le pido que espere, que tengo móvil nuevo y que necesito un tiempo para hacerme la foto. 

Me voy al baño y me tomo dos fotos con el torso desnudo. En una oculto mi cara y en la otra sale mi rostro perfectamente definido.

El tío me dice que le parezco guapo pero que le da corte quedar. Yo le respondo que no hay apuro, que se lo tome con calma y pues ya veremos. Me dice luego que está casado, que es un lío pero que quiere follar con tíos. Le respondo que mi caso es similar, que no estoy casado pero llevo una vida heterosexual con novia y todo (en aquel entonces seguía con Laura), pero que de vez en cuando me gustaba comer polla y que me follaran a mí también.

No me responde y pasan como tres días. Me escribe ZZ que su mujer no estará en todo el día de mañana y que estaría en un curso de no-sé-qué. Me invita a su casa para vernos y debo confesar que a mí esas cosas de ir a follar con tíos casados en sus casa no me gustan, porque de pronto aparece su mujer ¡y mi madre la que se arma! Podré ser un bi-promiscuo pero no un degenerado acaba familias. 

Me manda su dirección. Vive por Hortaleza pero que me quede en el Metro Mar de Cristal que me queda más cerca. Decido ir. Después de todo, si no es de mi gusto no tiene por qué obligarme a nada.

Llego a su portal y me encuentro con la sorpresa que es un tío muy guapo y muy majo. Mucho más delgado en la vida real que en la foto pero también mucho más bajo de lo que yo imaginaba. El tío me saluda. Está nerviosísimo. Se nota que tiene poca experiencia si no es que es esta su primera vez. Además apenas abre la puerta se queda viéndome el paquete con ojos de hambre.

Cierra la puerta. Me pregunta si quiere tomar algo. Que él desea tomar un gin-tonic  porque está nervioso. Le  digo que está bien. El tío después de preparar la bebida se me acerca y me pregunta si no fue difícil conseguir la dirección. ¡Claro que no! Desde hace años me jacto de que no hay dirección imposible para yo conseguirla en Madrid.

Me pregunta que qué hacemos y allí de una vez comenzamos la acción. Decido magrearlo un poco y empiezo a tocar su paquete. El comienza a tocar el mío y rápidamente me pongo erecto, duro, tieso y eso le encantó a ZZ, quien en menos de lo que yo esperaba me abre la bragueta y me saca la polla tiesa. Se arrodilló en cuestión de segundos y comienza a darme una mamada prodigiosa. Sin embargo, a veces usaba los dientes y tuve que pedir que no los usara. Usa lengua, usa labios, tío. Pero no los dientes. Cosa que hizo muy bien. ¿Será un buen esclavo este guarrillo? Pensé en mis adentros. A veces me da por querer meterme a amo, practicar el BDSM, pero no tengo sitio para guardar los implementos.

Deja de mamar y me besuquea. Me abraza como una niña encantadora y comienza a quitarme la ropa, allí mismo, en la sala de su casa. Le pregunto por su habitación. Me dice que no follemos en el cuarto principal donde duerme con su esposa. Usemos la otra habitación que es la de huéspedes, cuando los amigos vienen de visita o la familia pasa unos días. Me parece bien, pensé. Hay que respetar los espacios del matrimonio. Aunque si yo me hubiera casado con Laura, jamás correría el riesgo de permitir a un tío que me follase allí.

Ya en la habitación el tío se queda desnudo e inmediatamente empieza  frotar su paquete contra el mío. Yo estoy erecto listo para la acción. El tío tiene un buen miembro pero está en estado morcillón: no termina de parársele. Así, que para no dejarlo mal, decido devolverle el favor de la mamada. Me siento en la cama y comienzo una mamada suave, cariñosa. Le acaricio los huevos y le busco el ojete para ver que tan pasiva es la niña. Me sorprendió que el sexo lo tenía completamente rasurado y recordé, no sé por qué, que alguien me dijo que no era de hetero rasurarse el sexo. Lo cierto es que su pene agarró forma, tono y tamaños estándar. Sería una follada placentera.

Nos acostamos en la cama y el tío estaba mucho más desenvuelto. Quería hacerle más cosas pero el tío no paraba de besar, abrazar y mostrarse excesivamente tierno. Se notaba que le hacía falta unas sesiones en The Cage o The Ring para que se dejara de cariños y se dedicara al sexo en su estado más puro.

Me dice que me quiere comer la polla otra vez y yo le digo un ¡Adelante! Comienza a mamar y se metía mi polla hasta el fondo. Decido arreglarme y ponerme en posición de 69 para que gozáramos mutuamente. El ritmo de él en mi polla era frenético. Yo en cambio se la mamaba suave y lentamente. De vez en cuando le pasaba la lengua por el culete y la muy puta pegaba unos griticos de placer que asustaban pues era evidente que algún vecino podría escuchar algo.

Le pregunto que se quiere que me lo folle y me responde que haga con él lo que quiera pero que use condón. Lo tumbo de lado y le preguntó si lo han follado antes. Me dice que no. Que se ha metido dildos en el culo pero una polla de verdad no. Saqué de mis pantalones lubricante y condón. Decido lubricar su ojete. Primero un dedo. El tío se comienza a pajear. Después dos dedos. Ya sentía como su culo se iba dilatando. Ciertamente parecía no tener mucha experiencia anal, pero ¡cómo estaba colaborando este tío! Le meto el tercer dedo. Suelta un grito. ¿Te duele? Le pregunto. No, ¡follame! Me dice.

Ya con tres dedos por culo lo pongo en cuatro patitas y le meto la punta de mi pene. El tío resopla. Bufa. A pesar del ejercicio de dilatación anal el ojete se resiste. Continúo perforando pero con suavidad. Poco a poco me voy adentrando en ese culo tierno y sereno. Al tío le tiembla todo el cuerpo pero tiene cara de estar disfrutando. Empiezo a moverme más rápido y por cortesía comienzo hacerle una paja. Te la pija dura. ¡Cómo me gustaría que esa polla me abriera mi culete!

El tío se pone boca arriba sin dejar que mi polla saliera. Piernas arriba el tío me agarra la cabeza y me pide que por favor lo bese. Le estampo un beso con lengua y todo. De verdad que rico besa este tío, pienso yo. Lo pajeo y me dice que se va a correr. Yo le digo que se corra. Que disfrute. Y se ha corrido con una lefa espesa y abundante. Le saco mi pene. Me quito el condón y comienzo a pajearme. Me corro sobre el tío que ahora era una masa de lefa y sudor.

ZZ se queda tumbado en la cama absolutamente inerte. Le pregunto que cómo la ha pasado y me dice que es maravilloso. Que llevaba años soñando con tío que se lo follara. Le limpio el vientre con un kleenex que cargaba y le pregunto si me puedo duchar. Me dice que adelante. Me muestra la ducha y el tío muy amablemente va a buscarme una toalla.

Al salir de la ducha me tenía un café caliente preparado y me dice que lo espere un momento. Me voy a duchar y luego te acompaño a la salida del edificio. Mientras el tío se duchaba, me tomo mi café caliente y repaso con una mirada todo el lugar. Un piso normal. Fotos de él y una señora a quien supongo es su esposa. Fotos de verano. Pude reconocer Barcelona por la Sagrada Familia de fondo. Alicante y creo que Málaga. Pero no estoy seguro.

Al salir de la ducha el tío me dice que le duele el culo, pero que está feliz. Se toma su café y después de una breve conversa sobre el Grindr y las tecnologías móviles decide abrirme la puerta. 

Justo al llegar a planta baja, al portal que da a la calle viene una chica con algunos paquetes de L’Eclerc que creo reconocer. ¡Joder, macho! ¡Es mi mujer! Me dice ZZ. ¡Pero qué sorpresa! Dice la tía sin quitarme los ojos de encima. ¿No tenías trabajo hoy? Le increpa a ZZ y este le responde: Pero, ¿no tenías curso hoy todo el día? Sí, responde ella, pero el profesor no fue a clases así que me fui de compras. 

Yo saludo a la señora con total indiferencia. Le hice un gesto a ZZ y continué mi camino al metro. Al sacar la tarjeta de transporte pensé: ¡Ójala el tío recoja el condón del piso! ¡Olvidé echarlo a la basura!

Éste fue mi primer encuentro usando Grindr. Y el último en follar en la casa de un hombre casado.

¡Pero qué delicia de ojete!